Existen lugares con un encanto especial, con una historia detrás que convierten lo que pongas encima en único e irrepetible. Para comenzar a hablar de la Alacena de las Monjas debemos remontarnos a tiempos de los Reyes Católicos. Granada en sí, la capital embrujada, dispone de la magia suficiente como para transportarte a tiempos remotos… pasear por sus calles, disfrutar de las vistas en los miradores, embriagarte de los olores de ciertos barrios… pero cuando puedes formar parte de un sueño gastronómico, en un enclave único y con una cocina que sabe conjugar perfectamente los platos más clásicos con las tendencias y las técnicas más vanguardistas entonces puedes decir que estás disfrutando de una experiencia de lo más completa.
Justo donde se encuentra la Alacena de las Monjas hoy día, es donde se construyó hace más de 500 años la segunda Iglesia Catedral de la ciudad de Granada y cuyos restos forman parte de este espacio gastronómico. Mantener esa historia viva, hoy es un regalo que podemos disfrutar en todos los sentidos.
La Alacena ha resurgido recientemente con un espíritu muy prometedor y con ganas de dar que hablar. Las plumas más conocidas de la ciudad les sitúan en el TOP de la Alta Gastronomía Granadina, y puedo no estar de acuerdo en muchas cosas, pero en esta coincido de lleno.
Gran parte de la culpa de dicha posición la tiene David Perea, jefe de cocina, que junto a su equipo en los fogones y una ejecución en escena que destaca por crear un ambiente de comodidad máxima al cliente, han dado un puñetazo en la mesa y han reclamado la atención del público. Una mesa en la que destaca el producto de mercado y en la que son capaces de sorprendernos con un tratamiento exquisito de la materia prima.
[/text_output][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/3″][image type=”rounded” float=”none” info=”none” info_place=”top” info_trigger=”hover” src=”7101″][text_output]Tataki de atún de almadraba[/text_output][/vc_column][vc_column width=”1/3″][image type=”rounded” float=”none” info=”none” info_place=”top” info_trigger=”hover” src=”7102″][text_output]Huevos rotos con foie y jamón ibérico[/text_output][/vc_column][vc_column width=”1/3″][image type=”rounded” float=”none” info=”none” info_place=”top” info_trigger=”hover” src=”7103″][text_output]Berenjenas a la miel en espuma mozárabe[/text_output][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/3″][image type=”rounded” float=”none” info=”none” info_place=”top” info_trigger=”hover” src=”7104″][text_output]Lagarto ibérico con mojo picón[/text_output][/vc_column][vc_column width=”1/3″][image type=”rounded” float=”none” info=”none” info_place=”top” info_trigger=”hover” src=”7105″][text_output]Tarta de queso[/text_output][/vc_column][vc_column width=”1/3″][image type=”rounded” float=”none” info=”none” info_place=”top” info_trigger=”hover” src=”7106″][text_output]Flan de almendras[/text_output][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/1″][text_output]El trabajo de sala está a la altura de un lugar de esta categoría, sobretodo a la hora de enfrentarse a una carta en la que todo atrae y en la que destacamos los tártaros tanto en pescados como en carnes y los arroces, ambos por debilidad personal y que presentaré en otra entrega.
En esta ocasión, por petición de mis acompañantes, los platos que brillaron bajo la tenue luz del aljibe fueron los que habrán visto unas líneas más arriba.
Los huevos rotos, como pocos en Granada, sinceramente se le caerán 2 lagrimones de la emoción. En nuestro caso los escogimos con jamón ibérico y foie… qué decir si posteriormente tendríamos delante un lagarto ibérico que era pura mantequilla, con el concepto de menos es más… no necesita más que el acompañamiento de una patata perfectamente tratada y un mojo que le trasladará a cualquiera de los Guachinches de la falda del Teide.
Uno de los platos estrellas del restaurante son sus Berenjenas, que les sorprenderán, no sólo por su presentación, si no por su sabor, irrepetible en la ciudad, acompañadas de una espuma mozárabe a base de miel de caña. Un plato muy divertido.
Pero sin duda alguna, donde se refleja gratamente el amor por la cocina, el amor por el buen producto, el tener un ojo de lince a la hora de escogerlo… es en el atún. Excelente, un producto que nunca descartaré de mi dieta alimenticia, en tataki (dejaré para otra visita el tartar), la imagen habla por sí sola… frecuencia perfectamente coordinada entre la soja y el jengibre hacen de este plato que sea uno de los grandes consumidos en la Alacena.
Tarta de queso y flan de almendra supusieron un cierre de lujo a un pase nocturno que me dejó un sabor de boca digno de mencionar en cualquier guía. Desde luego forma parte de mi lista de “Volveré siempre”.
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