Sentarse a comer y disfrutar en un restaurante no tiene que ser una tarea titánica ni imposible siempre y cuando los productos degustados y puestos en mesa sean los adecuados.
Los detalles en los aperitivos o en las esperas entre plato y plato ayudan a que la experiencia sea más buena y ayudan al comensal a conocer productos, normalmente locales, que arraigan al lugar donde están hechos y donde son disfrutados.
A mí me gusta mucho jugar con el #AOVE, evidentemente de Granada, que tiene muy bien organizadas sus zonas de producción y donde se hacen grandes aceites.
Curiosamente los gustos con respecto a este producto varían dependiendo del origen de cada persona, y los extranjeros o españoles del norte se decantan en su mayoría por aceites de intensidad baja, casi siempre #Arbequina para tomarlos en crudo. Sin embargo, los que estamos acostumbrados a tomar aceite desde el destete nos decantamos normalmente por aceites de variedades más intensas de sabor como la #Picual. Todo es entrenar, como con el vino.
Así mismo el #AOVE es un producto que normalmente utilizo en mis servicios para terminar los platos en la mesa delante del comensal, y que le abren el apetito a través del olfato. Evidentemente la intensidad de cada uno de ellos determina a qué plato va destinado, por lo que una buena parrillada de verduras no tendrá el mismo aceite que un pulpo asado con mojo picón.
La variedad es elevada, las combinaciones infinitas y la predisposición a disfrutar fundamental para que este juego de sala surta efecto y provoquemos en el cliente placer y curiosidad a partes iguales para seguir dejándose llevar cuando nos visite.
Necesitamos dos factores importante para conseguir este efecto:
- Un trabajo de búsqueda de productos que se adecuen a nuestra oferta gastronómica. Trabajo muy parecido a la creación de la carta de vinos y que también corresponde a la figura del #sumiller realizarla de manera adecuada
- Un conocimiento total del producto que ofrecemos por parte del personal de sala, ya que normalmente la degustación no sólo se queda en el plato y el comensal necesita resolver curiosidades que le surgen al probarlo. Trabajo que corresponde realizar a todo el personal de sala y que ha de ser controlado asimismo por el #sumiller para evitar informaciones erróneas o equivocadas.
Ahora trabajo con dos almazaras con un nivel de calidad altísimo:
Ambas, pequeñas, familiares y con un espíritu de superación en la calidad de sus productos que hace que te enganche. Os invito encarecidamente a que las probéis.
Para mí, la mejor manera de disfrutarlo es con pan… por supuesto de #Alfacar. ¿Y a vosotros?
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