En los últimos dos años, ha conseguido numerosos reconocimientos entre los que destacan el de Mejor sumiller de España en 2014 y la representación nacional en el Concurso Mundial de Sumilleres de Argentina 2016, dejándonos entre los 20 mejores. Y no deja de asumir nuevos retos. Actualmente estudia para completar la titulación internacional de Master Sommelier que le hará formar parte de la Court of Master Sommeliers. Eso sí, sin faltar a los múltiples eventos y cursos a los que es invitado para compartir sus conocimientos y experiencia.
Guillermo es apasionado, cercano y tiene esa chispa que te contagia. Por su forma de ser, trabajar y entender el vino, representa a la nueva generación de profesionales de sala/sumilleres que se definen por hacer lo que les apasiona, por defender y dignificar el oficio y por ser transmisores de nuestra cultura enológica y gastronómica, siempre desde la generosidad, la humildad y el respeto. Y créanme, que vienen pisando fuerte.
“Para ser un buen sumiller hay que tener pasión y humildad y ser capaz de seguir aprendiendo continuamente. Comprender que el vino forma parte de nuestras raíces, de nuestra historia. Hay que tener la capacidad de ver el vino como parte de nuestra cultura y disfrutarlo. Y ante todo, hacer que otros lo disfruten y lo valoren”.
En un tiempo muy condensado nos habló de su trabajo en Mugaritz (empezando por su cocina y concepto), del trabajo conjunto de cocina y sala (donde apuntala el futuro de la restauración), de sus viajes en busca de nuevos vinos, de su visión de las armonías (también conocidas como maridaje), de la “nueva sala” y la misión del sumiller en ella. Además, durante el desarrollo de su clase, se debatió sobre actualidad del vino, tendencias, gestión de bodega y distribución.
Y llegó el ansiado momento de la cata en la que nos acercó magistralmente a los vinos europeos haciendo hincapié en la tipicidad y el origen, en que, según su percepción el vino debe ser franco, contar de donde viene.
Fue una experiencia inspiradora, de esas que abren la mente y hacen plantease al profesional y al empresario los nuevos retos que es preciso asumir para aspirar a una sala más profesionalizada y de mayor calidad y, que esperemos sea el germen de un salto cualitativo en la formación de sala en Granada.
Gracias a Guillermo y a Pilsa Educa por abrir nuestras mentes. ¡Espero con impaciencia el próximo curso!